Las culturas abarcan países, etnias o regiones. Pero también pueden expresarse en ambientes más controlados como los ambientes laborales. Dicho esto, es importante recordar que muchos rasgos se traslapan entre sí y migran de un espacio a otro. Por ejemplo, en los equipos multinacionales aparecen valores y prioridades distintas entre individuos; o, como es un caso más común, los equipos multigeneracionales.
La cultura corporativa se define como la práctica de las actitudes y comportamientos necesarios para alcanzar el propósito de la organización.
En Neoma, nuestro modelo de cultura está basado en tres valores: Servicio, Desarrollo y Congruencia.
Pero, ¿cómo llegamos a ellos?
Nuestra razón de ser: potenciar el desarrollo del ser humano para promover su productividad, realización y trascendencia.
Nuestra visión es ser una red de células de transformación social.
Nuestro credo: creemos en el ser humano y en su potencial. Creemos que el cambio exterior comienza desde adentro; que nuestros actos tienen efectos de eternidad; que toda experiencia genera aprendizaje y una invitación a evolucionar.
Aunque nuestro credo no se detiene aquí, es suficiente para percibir el propósito de Neoma: el desarrollo humano. Una vez establecidos los propósitos, los líderes de la organización deben preguntarse qué actitudes y comportamientos deben estimular para cumplir los objetivos. Para eso, hay que alinear los intereses personales y diversos del equipo; recuerda que factores como edad, género, personalidad, etc., tienen su debido peso en los intereses personales para juntos perseguir los mismos objetivos organizacionales.
¿Podrías decir que tu cultura corporativa es sana? ¿Como líder, qué puedes hacer para mejorarla?